15/08/2011, Hannah Sell, Socialist Party (CIT en Inglaterra y Gales)
“Las escenas de desesperación y las explosiones en los barrios como las de 1981 volverán a nuestras calles.
Las áreas deprimidas de las mayores ciudades – si no las cercanas al centro, los suburbios, como en el caso de los ‘banlieus’ en Francia – serán el escenario de nuevos disturbios”.
Este es el aviso que el Socialist Party dio hace solo 4 meses, en nuestro artículo sobre el aniversario de los disturbios en Brixton. Esta mañana (jueves 10 de agosto), miles de personas se han despertado para ver la destrucción de sus barrios.
Hoy es un día trágico para los pequeños comerciantes cuyos negocios han sido saqueados o incendiados, los trabajadores cuyos coches han sido quemados, y quizás el peor para aquellos cuyas casas han sido destruidas por las llamas.
Los bomberos se han enfrentado a problemas tremendos cuando intentaban luchar contra las llamas en medio de los disturbios.
La actual explosión de rabia en las calles es la mayor en Gran Bretaña desde mediados de los años 1980. Los ministros del gobierno, con demasiado retraso, se han arrastrado de vuelta desde sus vacaciones para tratar de ‘restablecer el orden’.
El Parlamento fue convocado para reunirse el jueves, pero hasta ahora la única respuesta de los políticos capitalistas ha sido vociferar sobre ‘hordas’, ‘criminales’ y la ‘violencia sin sentido’.
Los trabajadores que viven en las comunidades afectadas, inevitablemente están enfadados por la destrucción que se ha producido, pero también se indignarán por los intentos del gobierno de librarse de toda responsabilidad.
Desafortunadamente, la respuesta del Nuevo Laborismo ha sido esencialmente la misma que la de los conservadores. Ed Miliband simplemente ha descrito los disturbios como un ‘desgraciado comportamiento criminal’ y ha demandado que David Cameron ordene ‘la más fuerte respuesta policial posible’.
Diane Abbot, diputada por Hackney Norte e históricamente a la izquierda del Partido Laborista, ha declarado que se debería considerar el toque de queda.
Los líderes del Nuevo Laborismo no han hecho nada para señalar las razones por la que se han producido estos disturbios. Esto no es una sorpresa.
El desempleo masivo, los recortes en los servicios públicos, el acoso y los registros de la policía, todo esto creció cuando el Nuevo Laborismo estaba en el poder. A pesar de los intentos de los políticos capitalistas por ignorar la realidad, no es coincidencia que Gran Bretaña esté ardiendo en agosto de 2011: esto ha surgido de las condiciones sociales a los que se enfrentan los jóvenes en los barrios pobres.
Durante los disturbios de los años 1980s, el entonces gobierno conservador consideró a los que estaban en las calles como “hooligans”. Ahora que aquellos disturbios están en la memoria, Edwina Currie y otros políticos conservadores están dispuestos a reconocer que los participantes en los disturbios verdaderamente sufrían injusticias como el desempleo masivo y los prejuicios de la policía, pero claman que todo es diferente hoy.
En realidad, no ha habido ningún cambio fundamental para la juventud de estos barrios.
Los acontecimientos presentes son un grito de rabia y desesperación por parte de los miembros de una generación que han sido arrojados al vertedero. Éstos no son disturbios de tipo racial, sino que en ellos han participado jóvenes pobres de zonas deprimidas de la ciudad y de todo origen étnico.
Enfadados y marginados
Los motivos de los participantes son muy variados, pero se centran en un solo tema, resumidos por una mujer que fue entrevistada en el programa Today de Radio Cuatro: “No soy una ladrona pero estoy enfadada. ¿Qué es lo que tenemos? Nada.”
A diferencia de ella, otros han tomado parte en los saqueos de tiendas. Tiendas de productos eléctricos y de deporte fueron los objetivos en muchas zonas, pero también lo fueron los supermercados.
En Tottenham, vaciaron el supermercado Aldi; en Lewisham, el Morrison. No era solamente los productos “de lujo”, sino por las más necesidades más básicas de la vida lo que la esperaba tomar.
¿Qué es lo que dice sobre Gran Bretaña, un país capitalista “avanzado”, que tanta gente esté lo suficientemente desesperada, y lo suficientemente poco preocupada por las consecuencias, como para tomar parte en el saqueo masivo de una tienda? La gente joven con un trabajo que merece la pena y con esperanzas en el futuro no toma generalmente parte en este tipo de acciones.
Pero en la Gran Bretaña de hoy hay casi un millón de jóvenes desempleados a los prácticamente se les quitado toda perspectiva de futuro. Mientras los mercados se tambalean, el sentimiento de que el capitalismo no ofrece ninguna posibilidad para la “generación perdida” está creciendo inevitablemente.
El paro entre los jóvenes en Londres es del 23%, en los barrios deprimidos es mucho mayor. Hackney y Tower Hamlets tienen las mayores tasas de desempleo juvenil en el país, con Tottenham no mucho más atrás. Estos jóvenes viven sólo unas pocas millas de los multimillonarios de la City, pero aun así tienen pocas perspectivas de ganar el salario mínimo, y mucho menos de conseguir un trabajo digno.
Los verdaderos saqueadores son los financieros de la City que han hecho miles de millones apostando en las bolsas del mundo y destruyendo las economías de países enteros, llevando a poblaciones enteras – como en Grecia – a una terrible pobreza.
¿Se sorprende alguien de que, en una sociedad que anima a los empresarios privados a obtener beneficios por cualquier medio posible, los jóvenes en paro decidan intentar obtener unos pocos objetos por cualquier medio posible?
Minorías étnicas
Aunque estos disturbios no tienen un origen étnico, y participan jóvenes de todas las razas, es cierto que muchos de ellos son negros. Los políticos capitalistas tratan de desacreditar la idea de que el racismo todavía existe en la Gran Bretaña de hoy, pero simplemente están mintiendo.
Todas las minorías étnicas en Gran Bretaña ganan menos, de media, que los blancos, con diferencias entre los hombres que van desde ganar un 10% menos para los hombres chinos, hasta un 27% menos para los hombres bengalíes.
Incluso aquellas comunidades étnicas con niveles muy altos de estudios superiores sufren peores salarios medios. Todas las minorías étnicas tienen además mayores niveles de pobreza.
Los niveles de pobreza más altos se dan entre los bengalíes, pakistaníes y negros africanos, alcanzando los dos tercios para los bengalíes.
Al mismo tiempo las minorías étnicas apenas están representadas en puestos directivos o como propietarios de grandes compañías. Ninguno de los 98 jueces del alto tribunal británico pertenece a una minoría étnica, y solamente lo son 4 de los 563 ‘circuit judges’ (jueces del escalafón inmediatamente inferior al alto tribunal).
Menos del 1% de los miembros del ejército vienen de una minoría étnica. Hay un número patéticamente bajo de miembros del parlamento negros y asiáticos.
El capitalismo británico se ha mostrado incapaz de mejorar cualitativamente las condiciones de vida de negros y asiáticos, exceptuando a una pequeña minoría.
El profundo enfado por el acoso policial es uno de los mayores factores en las explosiones de violencia que se han producido. En Tottenham, la chispa fue la rabia por la muerte por disparos de la policía de Mark Duggan.
La Comisión Independiente de Quejas a la Policía (sus siglas en inglés: IPCC) ya ha admitido que, a pesar de las afirmaciones de la policía de que Mark Duggan disparó primero, la bala incrustada en una radio de la policía en realidad es también una bala de la policía.
La gente en Tottenham tiene razón al no confiar en que la IPCC pueda llevar a cabo una investigación independiente. El movimiento obrero debe demandar una investigación verdaderamente independiente, formada por representantes electos de los sindicatos locales, las organizaciones de la comunidad y especialmente los jóvenes.
Una investigación similar es necesaria sobre los disturbios y sus causas. Muchos de los que han participado en los disturbios cuando son entrevistados expresan una gran furia contra las innumerables veces que son parados y cacheados por la policía.
Desde 2005 hasta 2009, estos registros por parte de la policía a asiáticos han aumentado en un 84%, y entre negros en un 51%. Ahora el estado quiere ir aún más lejos, usando la llamada “Sección 60” para extender sus poderes para realizar registros sin tener motivos de sospecha.
Ha habido protestas pacíficas sobre este hecho, pero nada ha cambiado, y esto ha llevado al sentimiento de que era necesario hacer “más”. En Tottenham la familia y amigos de Mark Duggan habían marchado a la estación de policía y esperado en vano durante horas a que un oficial les recibiera.
Esto no ha sido un hecho aislado. Un joven de Tottenham dijo a la televisión NBC: “No me estarían entrevistando si no hubiéramos hecho los disturbios, ¿verdad? Hace dos meses marchamos a Scotland Yard, más de 2000 de nosotros, todos negros, y fue una protesta calmada y pacífica. ¿Y sabéis qué? Que no hubo ni una sola palabra en la prensa. Anoche hubo un poco de disturbios y de saqueo, y mira la diferencia.”
Recortes de servicios
El desempleo masivo y el acoso policial han creado una situación explosiva. Para muchos, la gota que colmó el vaso ha sido el que le quiten las migajas que estaban diseñadas para al menos aliviar los efectos del masivo desempleo juvenil.
El gobierno ha eliminado las becas EMA, a pesar de las protestas masivas. Éstas al menos hacían posible para los jóvenes de clase trabajadora continuar sus estudios.
A pesar de los llamamientos sin fin a que los jóvenes “se esfuercen en mejorar” y “se eduquen” esta medida en concreto que hacía posible obtener una educación ha sido ahora arrebatada.
Además, el aumento de las tasas universitarias a 9000 libras por año ha imposibilitado a muchos jóvenes de la clase trabajadora el considerar el camino de la educación superior.
Otros recortes gubernamentales en servicios públicos que ya tenían falta de personal y recursos, implementados por gobiernos locales tanto laboristas, como conservadores y liberales, han contribuido también a esta situación.
En lugar de defender a sus comunidades y rechazar los recortes, como demanda el Socialist Party e hizo el ayuntamiento de Liverpool en los años 1980s, cada uno de los ayuntamientos gobernado por los laboristas ha recortado brutalmente los servicios públicos.
En Tottenham los servicios a la juventud han sido recortados un 75%. A nivel nacional, Connexions, el servicio que proporciona asesoramiento a los jóvenes sobre empleo y prestaciones sociales, ha sido destruido.
Muchos gobiernos locales no tienen ahora ningún servicio de asesoramiento a jóvenes. Y éste es solo el primer año de recortes; los ayuntamientos están planeando implementar muchos más recortes en los próximos años.
El gobierno está tratando ahora de rechazar cualquier relación entre los recortes y los disturbios, sin embargo sólo unas semanas antes de las elecciones generales, Nick Clegg, el líder de los Liberales Demócratas, advirtió que los recortes de los conservadores provocarían disturbios.
Es un signo de extrema miopía por parte del actual gobierno el haber animado unos recortes de servicios que al menos proporcionaban un elemento de “control social” por parte del gobierno sobre los jóvenes.
Las sumas de dinero relativamente bajas que se han ahorrado por los recortes van a gastarse multiplicadas por diez para hacer frente a las consecuencias de los disturbios. A la luz de estos disturbios, podrían tener éxitos las campañas locales en demanda de la inmediata reapertura de todos los servicios para la juventud ahora cerrados, y de Connexions, fundado por el gobierno central.
Los disturbios no son la solución
Sin embargo, los disturbios no son la manera de derrotar al gobierno y, por el contrario, solamente daña a las comunidades donde viven los trabajadores, y da a la clase capitalista una excusa para incrementar el aparato represivo del estado.
El Socialist Party no está de acuerdo con aquellos en la izquierda que toleran los disturbios, como el Socialist Workers Party, cuyos posters en las áreas afectadas por los disturbios declaraban que éstos eran un paso de “los disturbios a la revolución”.
Las turbulencias actuales son el signo de una rabia ciega contra el sistema. Sin ninguna duda, algunos de los jóvenes que participaron se inspiraron en las revoluciones que han derrocado a dictaduras en el norte de África, y el movimiento en las plazas de Grecia y España.
Sin embargo, estos movimientos tuvieron un carácter muy diferente al de los disturbios. Mientras que en cada país hay diferentes características, todas las ocupaciones de plazas – de España a Egipto – fueron protestas masivas relativamente disciplinadas que estaban en contra, y además en gran parte evitaron, los actos de violencia contra tiendas locales, etc.
Esta es una de las razones por las que el movimiento, al principio mayoritariamente de jóvenes, fue capaz de alcanzar y de conseguir el apoyo de sectores mucho más amplios de la población.
Sin embargo, a pesar de que los disturbios han recibido una gran cobertura por parte de los medios, están permitiendo a los medios capitalistas y al gobierno demonizar aún más a los jóvenes, y potencialmente dividir la lucha contra el gobierno.
Pero el gobierno solamente puede ser derrocado a través de la construcción de un movimiento masivo que una a todos los afectados por sus ataques. La clase trabajadora organizada en sindicatos puede jugar un rol fundamental.
En Egipto, Mubarak fue finalmente derrotado cuando la clase trabajadora organizó una huelga general. Históricamente, en Gran Bretaña, la “poll tax” de Thatcher no fue derrotada, como algunos de la izquierda claman, como resultado de los disturbios de marzo de 1990, sino gracias a una campaña organizada y masiva de no pago en la que participaron 18 millones de personas.
Acción sindical
El día de este año en el que el gobierno de Gran Bretaña ha estado más asustado ha sido el 30 de junio, cuando 750.000 trabajadores del sector público hicieron huelga. Desafortunadamente, solamente alrededor de un quinto de los trabajadores del sector público fueron convocados a esta jornada de huelga por sus líderes sindicales.
Los líderes de los mayores sindicatos del sector público argumentaron contra la participación en esta huelga, a pesar de las numerosas demandas de pasar a la acción de sus miembros. El hecho de que los líderes del movimiento sindical no se hayan puesto a la cabeza de una lucha seria contra los recortes es una de las razones centrales por la que se han producido los disturbios.
Brendan Barber, el secretario general del TUC (confederación de sindicatos en el Reino Unido) advirtió que los recortes llevarían a estos disturbios, pero no ha estado dispuesto a tomar acciones que pudieran prevenirlos.
Si, como nosotros demandamos, el TUC hubiera conducido una batalla seria para derrocar al gobierno, movilizando a sus 7 millones de miembros, ahora este gobierno estaría ya fuera del poder.
Si el TUC hubiera organizado una manifestación a nivel nacional contra los recortes en octubre del año pasado, se hubiera movilizado conjuntamente con los estudiantes en noviembre, y hubiera convocado un día de huelga en el sector público, hubiera podido movilizar un enorme apoyo popular, y hubiera podido actuar como un polo de atracción para las secciones más oprimidas de los jóvenes.
Después de estos retrasos, el TUC necesita actuar decisivamente ahora. Debe convocar inmediatamente una manifestación de los sindicatos contra todos los recortes y para demandar un futuro para los jóvenes.
Éste debe ser un paso hacia la próxima jornada de huelgas coordinadas en otoño, que esta vez debería involucrar a los cuatro millones de trabajadores del sector público, y combinarse con un día de escolares y estudiantes universitarios.
Una manifestación de los sindicatos necesita mostrar claramente que éstos están al lado de los jóvenes. El apoyo extenso de los sindicatos a la campaña Youth Fight for Jobs (Lucha Joven por el Empleo) y la marcha en Jarrow contra el desempleo juvenil en otoño es una manera importante de demostrar esto.
Sin embargo, también es importante que la manifestación se convoque alrededor de demandas claras. Este debe incluir la inmediata reimplantación de las becas EMA y la abolición de las tasas universitarias.
También debe oponerse a cualquier intento del gobierno de usar los disturbios como excusa para aumentar el acoso a los jóvenes.
Por el contrario, debe demandar la retirada de las leyes que dan poder a la policía para cacheos y registros, y que se han venido usando para hostigar a los jóvenes, y oponerse claramente a cualquier incremento del aparato represivo del estado. Teresa May (Secretaría de Interior y miembro del Partido Conservador) ya ha dejado claro que le gustaría usar cañones de agua y gas lacrimógeno en Gran Bretaña, y el uso inmediato de pelotas de goma está siendo considerado.
Si esto se implementa, será usado contra las futuras manifestaciones de trabajadores y estudiantes, al igual que la brutalidad policial fue utilizada contra los estudiantes el año pasado.
El movimiento sindical también debería demandar que la policía se ponga bajo el control de comités locales democráticamente elegidos.
La explosión de rabia en las calles de Gran Bretaña es, sobre todo, una condena del capitalismo y su incapacidad de ofrecer a la próxima generación incluso el insuficiente estándar de vida que han tenido los trabajadores en los últimos veinte años.
El movimiento sindical necesita actuar para mostrar que está del lado de los jóvenes, pero para ser completamente efectivo necesita estar vinculado con la lucha para desarrollar un nuevo partido de masas de los trabajadores y los jóvenes que demande una sociedad socialista.
Solo tomando las grandes empresas que dominan la economía británica bajo propiedad pública y democrática sería posible empezar a proporcionar un futuro real a los jóvenes.
El capitalismo no puede ni siquiera proporcionar las necesidades básicas – un trabajo decente, vivienda, educación – a la próxima generación. El socialismo democrático significa que la producción puede planearse para cubrir las necesidades de todos y no por los beneficios de unos pocos.
El Partido Socialista demanda:
- Una investigación independiente, conducida por los sindicatos, sobre la muerte de Mark Duggan, y sobre las causas y la acción policial en los disturbios. Por el fin del IPCC. Necesitamos que la policía responda ante los controles democráticos de comités locales.
- Fin de las leyes represivas que permiten los cacheos indiscriminados. Rechazo de la “Sección 60”.
- Por el control de la policía por parte de comités locales que incluya a representantes sindicales, de ayuntamiento, asociaciones de arrendatarios y organizaciones locales.
- Que el gobierno se haga cargo de pérdidas no aseguradas y las reparaciones de los pequeños comercios y las viviendas afectadas por los disturbios.
- Que los ayuntamientos inmediatamente realojen a aquellos que perdieron sus casas en los disturbios. Por la inversión en la construcción y renovación de viviendas sociales que creen empleos y mejoras en la salud.
- Por la inmediata reapertura de Connexions y los servicios locales a los jóvenes. Éstos deben ser pagados por el gobierno central.
- No a todos los recortes de empleo y servicios públicos. Educación y formación gratuitos para todos. Por la reinstauración de las becas EMA y abolición de las tasas universitarias. Demandamos una gran inversión para la creación de empleos y servicios.
- Por la organización de una campaña masiva para luchar por estas demandas, pero también para luchar por un cambio socialista en la forma en que la sociedad funciona, con un planeamiento democrático sobre cómo utilizar la riqueza y los recursos de la sociedad bajo el control y la gestión de la clase trabajadora, no de los millonarios.